El Departamento de Transporte de Estados Unidos (DOT, por sus siglas en inglés) ha ordenado la terminación definitiva de la alianza entre Aeroméxico y Delta Air Lines, una decisión que marcará un giro significativo en el panorama de la aviación comercial entre ambos países. La medida, que entrará en vigor el 1 de enero de 2026, revoca la inmunidad antimonopolio que permitía a ambas aerolíneas coordinar rutas, precios y horarios en vuelos transfronterizos.
La resolución se fundamenta en lo que el DOT considera “efectos anticompetitivos continuos” en el mercado aéreo entre Estados Unidos y México, agravados por intervenciones del gobierno mexicano que, según el organismo, distorsionan la competencia. Entre las acciones citadas se encuentran la asignación preferencial de horarios de despegue y aterrizaje (slots) en el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México y restricciones a operaciones exclusivas de carga.
“La intervención del gobierno de México en los mercados transfronterizos crea la necesidad imperiosa de actuar no solo para retirar esta alianza en un mercado que ya no es abierto ni competitivo, sino también para evitar efectos distorsionadores y supresores de la competencia”, señaló el DOT en su orden final.
La alianza, formalizada en 2017 bajo el esquema de Joint Cooperation Agreement (JCA), había sido presentada como un modelo de integración binacional que prometía beneficios para los consumidores, mayor conectividad y eficiencia operativa. Sin embargo, el gobierno estadounidense concluyó que las condiciones actuales ya no justifican la continuidad de dicha cooperación.
Aeroméxico y Delta han advertido que la disolución de la alianza podría generar pérdidas anuales de hasta 800 millones de dólares en beneficios para los consumidores, encarecimiento de tarifas, reducción de rutas clave y afectaciones a miles de empleos binacionales A. Delta Air Lines calificó la decisión como “un daño significativo a los viajeros, las comunidades y la competencia transfronteriza”.
Aunque la orden no exige a Delta vender su participación del 20% en Aeroméxico, sí obliga a ambas compañías a deshacer su empresa conjunta y operar de manera independiente en el mercado México-Estados Unidos.
La medida se inscribe en una serie de acciones más amplias dirigidas a la aviación mexicana, en un contexto de creciente tensión regulatoria entre ambos países. Expertos advierten que esta decisión podría reconfigurar el equilibrio competitivo en rutas clave y abrir espacio para nuevos actores en el mercado aéreo bilateral.
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