La rabia es una enfermedad viral grave que afecta el sistema nervioso central y, sin tratamiento oportuno, puede ser mortal. Aunque México fue reconocido en 2019 por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como el primer país libre de rabia humana transmitida por perros, el virus persiste en la fauna silvestre y sigue representando un riesgo para la salud pública.
¿Qué es la rabia y cómo se transmite?
La rabia es causada por un virus del género Lyssavirus, que se transmite principalmente a través del contacto con la saliva de animales infectados. La forma más común de contagio es por mordedura, aunque también puede ocurrir si la saliva entra en contacto con heridas abiertas o mucosas (ojos, boca, nariz).
Los principales transmisores en México son murciélagos hematófagos, zorrillos, zorros y, en menor medida, gatos y perros no vacunados. En casos recientes, incluso se ha documentado la transmisión por vacas infectadas.
¿Cuáles son los síntomas?
La rabia se manifiesta inicialmente con fiebre, dolor en el sitio de la mordedura, fatiga y ansiedad. Conforme avanza, puede provocar alucinaciones, dificultad para tragar, espasmos musculares, parálisis y finalmente coma. La fase neurológica es irreversible si no se administra tratamiento antes de que aparezcan los síntomas.
¿Cuándo acudir al médico?
Toda persona que haya sido mordida o rasguñada por un animal silvestre o doméstico sin historial de vacunación debe acudir de inmediato a un centro de salud. La atención médica temprana permite aplicar profilaxis postexposición, que incluye limpieza de la herida y administración de vacuna antirrábica.
Casos recientes en México
En lo que va de 2025, se han confirmado al menos dos muertes por rabia humana: una joven de 17 años en Zacatecas, mordida por un zorrillo, y un hombre en Jalisco, contagiado por una vaca infectada2. Estos casos se suman a los cuatro registrados en 2024, incluyendo decesos en Oaxaca, Michoacán y Quintana Roo, todos vinculados a fauna silvestre.
Las autoridades sanitarias han reforzado los protocolos de vigilancia epidemiológica y exhortan a la población a evitar el contacto con animales silvestres, vacunar a sus mascotas y reportar cualquier agresión animal a los servicios de salud.
La rabia sigue siendo una zoonosis de alto riesgo, y su prevención depende de la vigilancia comunitaria, la vacunación animal y la atención médica inmediata ante cualquier exposición.















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