La sesión del Senado mexicano se tornó especialmente tensa tras el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo.
El crimen detonó una serie de recriminaciones entre legisladores, culminando en un intercambio de insultos entre la senadora panista Lilly Téllez y el diputado petista Gerardo Fernández Noroña.
Durante su intervención, Téllez exigió al gobierno federal una respuesta contundente contra el crimen organizado, acusando a los legisladores oficialistas de tener “las manos llenas de sangre de inocentes”.
En un momento de confrontación directa, se dirigió a Fernández Noroña, quien recientemente viajó a Palestina, y le gritó: “A ver, tú, llora por Manzo. No sea imbécil: tú, idiota llorando por allá. Haciendo circo mientras a los mexicanos los masacran. ¡Payaso imbécil!”
La respuesta de Noroña no se hizo esperar. Desde su escaño, gritó “¡Carroñeros!” en referencia a los legisladores del PAN y PRI que coreaban “¡Viva Manzo!” como forma de protesta. El diputado acusó a la oposición de lucrar políticamente con la tragedia.
El intercambio refleja el clima de polarización que impera en el Congreso mexicano, donde los posicionamientos partidistas suelen eclipsar los debates de fondo.
El asesinato de Carlos Manzo, ocurrido en Michoacán, se convirtió en catalizador de tensiones acumuladas entre los bloques legislativos.
Téllez, conocida por sus críticas constantes al gobierno de Morena, ha protagonizado varios enfrentamientos verbales en el Senado.
Por su parte, Fernández Noroña ha defendido la postura oficialista y ha sido blanco de señalamientos por sus declaraciones polémicas.
El episodio pone en evidencia la dificultad de construir consensos en torno a temas urgentes como la seguridad pública, mientras el país enfrenta una ola de violencia que ha cobrado la vida de múltiples autoridades locales.
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