En días recientes, el país ha estado rodeado por el tema de la muerte. Desde la conmemoración del Día de los Fieles Difuntos, donde se eleva la oración por quienes ya partieron, hasta tragedias como la ocurrida en Sonora, donde 23 personas perdieron la vida, y otros hechos violentos que han estremecido a México. En medio de este ambiente de duelo, ha surgido un nuevo debate: la promoción de la eutanasia bajo la idea de que representa un “bien morir”.
A raíz de la iniciativa de ley que impulsa su legalización, la Editorial Desde la Fe advierte sobre varios errores graves en el planteamiento. El primero, señalan, es suponer que la Constitución sólo protege la “vida digna”, es decir, aquella libre de dolor o sufrimiento. Este argumento, además de incorrecto desde los puntos de vista antropológico, jurídico y ético, abre la puerta a ideologías que en el pasado consideraron indignas ciertas vidas, con consecuencias trágicas para la humanidad.
El documento legislativo también presenta cifras de enfermedades terminales y sus proyecciones, lo que —de acuerdo con la Iglesia— resulta alarmante si se interpreta como una invitación a ofrecer la muerte como salida al sufrimiento. “Esa visión implica una derrota moral y científica, pues la ciencia médica ha avanzado precisamente para aliviar el dolor, acompañar y consolar, no para eliminar al que sufre”, subraya la publicación.
La Asociación Médica Mundial mantiene una postura firme contra la eutanasia y el suicidio asistido, recordando que la ética médica exige respetar la dignidad humana en todo momento. El Consejo Europeo coincide en que el dolor no elimina la dignidad de la vida. “Bien morir no significa matar sin dolor —se enfatiza—, sino poder vivir los últimos momentos con atención física, emocional y espiritual.”
Asimismo, la Editorial Desde la Fe advierte que la iniciativa utiliza de forma equivocada el principio de separación Iglesia–Estado, ya que los argumentos para oponerse a la eutanasia no son religiosos, sino antropológicos, médicos y jurídicos. “Se confunden los términos —señala—, porque defender la vida no depende de la fe, sino del respeto fundamental a la persona humana.”
Uno de los puntos más controvertidos es la posibilidad de solicitar la eutanasia ante notario público, lo que plantea una nueva cuestión ética: ¿tendrían los notarios derecho a la objeción de conciencia, como los médicos?
La Iglesia recuerda que en México existen los cuidados paliativos, los cuales permiten a las personas con enfermedades terminales morir acompañadas, en casa y de manera natural. En los países donde estos cuidados se han fortalecido, las solicitudes de eutanasia han disminuido. “Debemos acabar con el dolor, no con el doliente”, afirma la editorial, subrayando que los recursos destinados a estos servicios son un deber del Estado por la dignidad de todos los mexicanos.
Reducir los gastos públicos ofreciendo la eutanasia como opción, advierte el texto, es “inhumano y reflejo de un Estado que claudica a su deber”.
Finalmente, la Iglesia recuerda que el Papa León XIV ha invitado este mes a orar por la prevención del suicidio, recordando que la eutanasia es, en esencia, una forma de suicidio. “Ni el dolor ni el sufrimiento quitan el valor de la vida”, ha expresado el Pontífice.
El llamado final de la Editorial Desde la Fe es claro: exhortar a los poderes del Estado a no tomar el camino fácil, a respetar la conciencia de médicos y notarios, y a garantizar atención médica, medicamentos, consuelo y acompañamiento a todos los enfermos. Porque la verdadera misericordia —concluye— consiste en aliviar el sufrimiento, no en eliminar al que sufre.















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