A once años y tres meses de la desaparición de los 43 estudiantes de la Normal Rural “Raúl Isidro Burgos” de Ayotzinapa, sus familias realizaron este 26 de diciembre la tradicional marcha hacia la Basílica de Guadalupe, en la Ciudad de México. La caminata, que partió de la Glorieta de Peralvillo, conmemoró 136 meses de la tragedia ocurrida en Iguala, Guerrero, en septiembre de 2014.
Con fotografías de los jóvenes y consignas de exigencia, los contingentes avanzaron acompañados por normalistas, organizaciones solidarias y ciudadanos que se sumaron a la causa. Al llegar al templo del Tepeyac, se celebró una misa oficiada por el obispo emérito Raúl Vera, reconocido por su defensa de los derechos humanos y su acompañamiento a movimientos sociales.
Voceros como Melitón Ortega señalaron que la caminata busca recomponer el ánimo de las familias, tras un año marcado por el desgaste físico y emocional, así como por el fallecimiento de algunos padres y madres que murieron sin conocer el paradero de sus hijos. “Seguimos caminando porque la fe nos sostiene, pero también porque la justicia sigue pendiente”, expresaron.
Las familias reiteraron su demanda al gobierno federal para que entregue información completa sobre las investigaciones y esclarezca el paradero de los estudiantes. Lamentaron pasar otra Navidad sin respuestas, en medio de la incertidumbre que se prolonga por más de una década.
La marcha hacia la Basílica de Guadalupe se ha convertido en un acto de resistencia y memoria colectiva, que mantiene vigente el caso Ayotzinapa en la agenda pública. Para los padres y madres, la visita al templo es también un acto de renovación de fe y esperanza, indispensable para continuar la lucha por verdad y justicia.















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