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Línea A del Metro: Tres décadas de rezago y afectaciones estructurales

El Plan Maestro del Metro 2018–2030 ya alertaba sobre hundimientos diferenciados en el terreno, filtraciones, talleres insuficientes y refacciones descontinuadas.

A 34 años de su inauguración, la Línea A del Sistema de Transporte Colectivo (STC) Metro, que conecta Pantitlán con La Paz, enfrenta una crisis operativa que se ha agudizado en los últimos años.

A pesar de ser una de las rutas más transitadas por unir la capital con municipios del Estado de México, su historial de afectaciones revela una constante omisión institucional frente a problemas estructurales, climáticos y de mantenimiento.

Un trayecto marcado por el deterioro

Desde su apertura en 1991, la Línea A fue concebida como una solución para la movilidad en la zona oriente del Valle de México. Sin embargo, su diseño superficial y la convivencia forzada con el pilotaje automático han generado vulnerabilidades que se han acumulado con el tiempo.

El Plan Maestro del Metro 2018–2030 ya alertaba sobre hundimientos diferenciados en el terreno, filtraciones, talleres insuficientes y refacciones descontinuadas.

A pesar de estas advertencias, las autoridades capitalinas han postergado su intervención. La renovación integral está prevista para 2026, según anunció la jefa de gobierno Clara Brugada, quien reconoció que el tramo por Calzada Ignacio Zaragoza “va muy lento” debido a las afectaciones del subsuelo.

2025: el año más crítico

En lo que va de 2025, la Línea A ha suspendido operaciones en al menos cinco ocasiones: cuatro por lluvias intensas y una por fallas en el sistema de catenarias. Las tormentas del 3, 26 y 30 de junio, así como del 26 y 27 de julio, provocaron filtraciones de agua en las vías, obligando al cierre parcial del servicio entre Santa Marta y La Paz.

El 27 de septiembre, una nueva inundación colapsó el tramo Guelatao–La Paz, activando la Alerta Púrpura en Iztapalapa. Las estaciones Peñón Viejo, Acatitla, Santa Marta, Los Reyes y La Paz quedaron fuera de operación, afectando a miles de usuarios.

El STC implementó marcha de seguridad en varias líneas y desplegó unidades de la Red de Transporte de Pasajeros (RTP) como medida emergente.

Impacto social y exigencia ciudadana

Los usuarios de la Línea A, en su mayoría habitantes de zonas populares del oriente metropolitano, han denunciado esperas de hasta 20 minutos, hacinamiento y falta de información clara. La situación ha generado protestas en redes sociales y llamados a una intervención urgente.

Mientras tanto, el Gobierno de la Ciudad de México ha activado protocolos de protección civil como el operativo Tlaloque, y ha prometido un plan integral para resolver las causas estructurales de las afectaciones.

¿Qué sigue?

La Línea A se ha convertido en un símbolo del rezago en infraestructura pública. Su rehabilitación, prevista para 2026, deberá enfrentar no solo los desafíos técnicos, sino también la deuda social acumulada con millones de usuarios que dependen de este servicio para su movilidad diaria.

“La Línea A del Metro se convertirá en el corazón de la movilidad en la metrópoli”, aseguró Brugada. Pero para que esa promesa se cumpla, será necesario un compromiso sostenido, transparente y eficaz.

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