La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) enfrenta una crisis de seguridad sin precedentes. Al menos 15 planteles han suspendido actividades presenciales y dos más han migrado a clases virtuales, en respuesta a una serie de amenazas difundidas en redes sociales y correos electrónicos, que han generado alarma entre la comunidad estudiantil.
La decisión se tomó tras el asesinato de Jesús Israel, estudiante de 16 años del Colegio de Ciencias y Humanidades (CCH) Sur, ocurrido el pasado 22 de septiembre.El agresor, identificado como Lex Ashton, atacó con una guadaña a su compañero y a un trabajador del plantel.
Desde entonces, perfiles digitales vinculados con la subcultura “incel” han difundido mensajes de odio y amenazas de nuevos ataques, algunos incluso reivindicando el crimen como modelo a seguir.
En vísperas del aniversario 57 de la matanza de Tlatelolco, se intensificaron los mensajes que anticipaban presuntos asesinatos masivos.
Ante ello, los cuerpos directivos de los planteles afectados decretaron la suspensión de actividades hasta octubre, mientras se interponen denuncias ante la Fiscalía General de Justicia capitalina y la Policía Cibernética.
Los planteles en paro incluyen los cinco CCH (Sur, Azcapotzalco, Oriente, Naucalpan y Vallejo), así como las facultades de Filosofía y Letras, Ciencias Políticas y Sociales, Ingeniería, Artes y Diseño, Derecho, Arquitectura, Química, Veterinaria y la Escuela Nacional de Trabajo Social.
La FES Acatlán retomará actividades el 6 de octubre, mientras que la FES Aragón y la Facultad de Ciencias continuarán en modalidad virtual.
La Escuela Nacional Preparatoria también ha suspendido evaluaciones y pase de lista en varios planteles, en solidaridad con las movilizaciones estudiantiles y como medida preventiva ante amenazas de bomba, como la ocurrida en Prepa 8.
La UNAM ha comunicado que se elaboraron actas de hechos y se presentarán denuncias ante la Fiscalía General de la República para investigar y localizar a los responsables de las amenazas.
Mientras tanto, estudiantes y docentes exigen condiciones mínimas de seguridad para continuar con sus actividades académicas.
Este paro masivo no solo evidencia la vulnerabilidad de los espacios educativos frente a la violencia digital, sino que también plantea un urgente llamado a las autoridades para reforzar la seguridad en los planteles y garantizar el derecho a la educación en un entorno libre de miedo.
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