El Gobierno capitalino calificó como una “gran provocación” los actos violentos registrados durante la marcha conmemorativa del 2 de octubre, en la que se recuerda la represión estudiantil de 1968.
Autoridades locales denunciaron la presencia inusualmente alta de personas encapuchadas y acusaron una estrategia deliberada para generar enfrentamientos y desacreditar a la administración actual.
Durante una conferencia de prensa posterior a la movilización, el secretario de Gobierno, César Cravioto, afirmó que “lo que vimos el día de hoy fue una gran provocación, lo que se quería era que la policía y el Gobierno de la Ciudad de México cayeran en ella. Hay quienes no están de acuerdo con este proyecto que transforma el país y la ciudad”.
Según cifras oficiales, más de 10 mil personas participaron en la marcha, de las cuales unas 350 iban encapuchadas, cifra muy superior a las 40 o 50 que suelen aparecer en este tipo de manifestaciones.
El secretario de Seguridad Ciudadana, Pablo Vázquez, aseguró que los elementos policiales actuaron con una estrategia de contención, evitando confrontaciones y priorizando el encauzamiento pacífico de los asistentes.
A pesar de los esfuerzos por mantener el orden, se registraron saqueos en comercios, agresiones a periodistas y disturbios en el Zócalo capitalino. Una persona fue detenida por robo a una joyería, y se reportaron civiles y policías lesionados, aunque no se ofrecieron cifras oficiales.
El Gobierno de la Ciudad de México informó que se están integrando carpetas de investigación para identificar a los responsables de los actos vandálicos.
“Condenamos los hechos violentos ocurridos durante la manifestación. No cabe duda de que hay quienes quisieran que nuestra policía actuara guiada por los modelos del pasado, pero no. Esta es una policía que busca construir paz”, declaró Vázquez.
La marcha del 2 de octubre, que conmemora 57 años de la masacre de Tlatelolco, se ha convertido en un símbolo de memoria y exigencia de justicia. Sin embargo, los hechos recientes han reavivado el debate sobre el papel de los cuerpos de seguridad y los límites entre la protesta legítima y la violencia organizada.















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