En México, la política monetaria está estrechamente ligada al régimen cambiario debido a la naturaleza de su economía, pequeña y abierta, afirmó el subgobernador del Banco de México (Banxico), José Gabriel Cuadra García.
“El tipo de cambio es, posiblemente, el canal más importante que tenemos”, sostuvo al dictar la conferencia magistral “La política monetaria del Banco de México”, en el auditorio Ricardo Torres Gaitán del Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM, durante el Coloquio “Banco de México. A cien años de su fundación. Su historia y sus retos”.
El funcionario ofreció un repaso de los regímenes monetarios y cambiarios que ha tenido el país desde 1925: desde el patrón oro, pasando por sistemas de tipo de cambio fijo, controlado y deslizante, hasta llegar a la flotación libre adoptada en los años 90, esquema que continúa vigente.
Acompañado por la académica María Eugenia Romero Sotelo, quien moderó la sesión, Cuadra recordó que cada transición entre regímenes ha estado vinculada a crisis financieras o recesiones que obligaron a replantear la política económica.
“De acuerdo con el trilema monetario, un país no puede tener simultáneamente un tipo de cambio fijo, libre movilidad de capitales y una política monetaria independiente”, explicó, al destacar los límites que enfrenta una economía abierta como la mexicana.
El valor de la flexibilidad cambiaria
Cuadra García subrayó que el régimen de flotación cambiaria permite al país amortiguar choques externos y mantener la independencia del banco central. “Este sistema posibilita que el tipo de cambio se ajuste ante perturbaciones externas y que la política monetaria se concentre en controlar la inflación”, apuntó.
Como ejemplo, recordó el periodo de 2014 a 2016, cuando México enfrentó una fuerte caída en los precios internacionales del petróleo y una reducción sostenida en la producción nacional del hidrocarburo. “Ese fue un choque significativo: la balanza petrolera, que antes mostraba superávit, pasó a tener déficit”, detalló.
El subgobernador del Banxico concluyó que la autonomía del banco central y la flexibilidad del tipo de cambio son factores clave para sostener la estabilidad económica, especialmente en un entorno global volátil y de alta interdependencia financiera.















Deja una respuesta