La Cámara de Diputados aprobó en lo general, con 328 votos a favor, 131 en contra y cinco abstenciones, la Ley General de Aguas, una propuesta impulsada por Morena y aliados que, según la oposición, abre la puerta al “clientelismo hídrico”.
El dictamen, elaborado por la Comisión de Recursos Hidráulicos, expide la nueva norma y modifica la Ley de Aguas Nacionales.
Durante el debate, diputadas y diputados de Morena, PAN, PVEM, PT, PRI y MC fijaron posturas encontradas. Morena defendió que el proyecto fue ampliamente discutido —450 audiencias públicas— y que establece obligaciones claras para garantizar el acceso, disposición y saneamiento del agua.
La legisladora Xóchitl Zagal destacó que la ley reconoce sistemas comunitarios, refuerza la cultura del agua y garantiza transparencia en reasignación de volúmenes.
Desde Acción Nacional, Paulo Martínez López sostuvo que la iniciativa “nació mal hecha” y anticipó menor producción, escasez y afectaciones al campo, que usa 70% del agua nacional.
Criticó sanciones penales, restricciones a transmisiones de derechos y la limitada capacidad operativa de Conagua ante recortes presupuestales.
En contraste, Óscar Bautista Villegas (PVEM) calificó el dictamen como uno de los mayores avances desde 1992, al atender 90% de las demandas de productores y ejidatarios.
Aseguró que da claridad sobre volúmenes, protege transmisiones de derechos en ventas de predios y elimina discrecionalidad.
Para el PT, José Luis Montalvo afirmó que el agua “se consolida como una garantía” y que el documento incorpora propuestas de comunidades, academia y sectores productivos.
Subrayó que la reforma busca frenar el acaparamiento y ordenar el uso en regiones áridas.
El PRI, en voz de Humberto Ambriz, acusó que la ley “abre la puerta al despojo”, penaliza la actividad productiva, prohíbe transmisiones libres, incrementa multas y condiciona prórrogas al cumplimiento fiscal. Advirtió que esto impactará a familias rurales y a la seguridad alimentaria.
Por MC, Hugo Luna señaló que la iniciativa presidencial “está pensada para las ciudades” y deja fuera al campo. Criticó que el dictamen siga en negociación con campesinos inconformes y adelantó reservas, al considerar que limita prácticas agrícolas como la rotación y diversificación de cultivos.
La discusión continuará con la presentación de reservas en lo particular, donde cada bancada buscará ajustar una ley que, para unos, moderniza la gestión del agua, y para otros, amenaza la producción agrícola y centraliza el control del recurso.
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