El Gobierno Federal, el sector empresarial y las organizaciones de trabajadores consolidaron un frente común para avanzar tanto en la definición de los salarios mínimos de 2026 como en la ruta hacia una jornada laboral de 40 horas semanales para 2030.
En un acto encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, líderes empresariales y sindicales coincidieron en que el país atraviesa un momento clave para impulsar justicia social sin comprometer la estabilidad productiva.
Francisco Alberto Cervantes Díaz, presidente del Consejo Coordinador Empresarial (CCE), subrayó que las negociaciones de salarios mínimos se han dado con legalidad, equilibrio y responsabilidad.
Afirmó que el acuerdo tripartito “fortalece la estabilidad jurídica y la generación de empleo formal”, al tiempo que mantiene el compromiso de mejorar el poder adquisitivo de los trabajadores.
Cervantes insistió en que cualquier cambio debe ser compatible con la capacidad económica de las empresas y con un entorno que permita el crecimiento productivo.
Sobre la reducción de la jornada laboral, señaló que el sector privado trabaja en una agenda común para llegar a las 40 horas en 2030 con la flexibilidad necesaria, evitando aumentos de costos que afecten la operación de las compañías. Reiteró que el desarrollo integral de los trabajadores “es una prioridad que beneficia a toda la economía”.
En el mismo acto, Reyes Soberanis Moreno, presidente del Congreso del Trabajo, afirmó que el inicio del debate formal para implementar la jornada de 40 horas representa “un paso importante hacia la justicia social”.
Reconoció a la presidenta Sheinbaum por asumir una demanda histórica y al secretario del Trabajo, Marath Baruch Bolaños, por abrir el diálogo a todas las voces.
Soberanis recordó que desde la Constitución de 1917 no se había planteado una transformación de fondo en la duración de la jornada laboral, pese al crecimiento en productividad y riqueza generado en más de un siglo.
Por ello, sostuvo que es justo que los avances tecnológicos se traduzcan en mejor calidad de vida para los trabajadores.
El dirigente sindical aseguró que la reforma cuenta con el respaldo total del movimiento obrero y pidió que se construya de forma conjunta para evitar efectos adversos en sectores específicos.
“Tenemos propuestas concretas para cada tipo de empresa y trabajaremos de la mano con el gobierno para una implementación ordenada”, afirmó.
Tanto empresarios como sindicatos coincidieron en que el diálogo social ha sido fundamental para alcanzar consensos y que su fortalecimiento será clave para la siguiente etapa.
Ambos sectores se declararon listos para avanzar en reformas que conjuguen bienestar laboral, productividad y estabilidad económica.
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