En su mensaje por los siete años de la Transformación, la presidenta Claudia Sheinbaum trazó una línea política y moral: en un país donde la mayoría vive con un salario mínimo, “no puede haber justificación moral, ética ni política para que quienes sirven al pueblo vivamos rodeados de lujos o privilegios”.
La mandataria afirmó que la austeridad republicana no es solo una política administrativa, sino un deber ético que obliga a quienes están en el poder a ejercerlo con humildad y sin excesos.
“Gobernar no es para tener privilegios”, dijo, reivindicando la “justa medianía” juarista como guía para su administración.
Sheinbaum subrayó que la Cuarta Transformación implica no solo cambios económicos y sociales, sino una transformación moral del ejercicio público: una ruptura con el viejo régimen y sus hábitos de opulencia. Recordó que el servidor público está para servir y no para servirse, y que la permanencia del proyecto depende de mantener esa ética: predicar con el ejemplo y no alejarse del pueblo.
El mensaje llega mientras la Presidenta reafirma avances económicos, sociales y de infraestructura, pero coloca el acento en el carácter moral del movimiento: honestidad, mesura y cercanía con la ciudadanía como pilares que —según dijo— deben sostener el “segundo piso” de la Transformación.















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