La presidenta de México, Claudia Sheinbaum Pardo, celebróel reconocimiento de la Semana Santa de Iztapalapa como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por parte de la UNESCO, anuncio que, dijo, honra décadas de tradición comunitaria y esfuerzo colectivo.
Durante la Mañanera del Pueblo, Sheinbaum destacó el papel histórico de esta representación religiosa, considerada una de las expresiones de fe y organización comunitaria más importantes del país y reconoció la labor de quienes han sostenido la festividad a lo largo del tiempo.
“Esta es una actividad que tiene muchos años. La desarrolla un comité organizador, un comité comunitario social. Los felicitamos a ellos”, expresó la mandataria.
Sheinbaum extendió el reconocimiento a la actual jefa de Gobierno, Clara Brugada, y recordó que, como exalcaldesa de Iztapalapa, impulsó la formalización y preservación de la tradición. También felicitó a la actual alcaldesa, Aleida Alavez, por continuar ese trabajo.
La presidenta agradeció además al director del INAH, Diego Prieto, por su acompañamiento en el proceso que derivó en la declaratoria internacional.
“Ayudó mucho también… este reconocimiento es muy importante para todos los habitantes de Iztapalapa y para todos quienes son parte de esta gran celebración”, señaló.
La Semana Santa de Iztapalapa
La Semana Santa de Iztapalapa, que cada año convoca a millones de visitantes, se consolida así como un referente cultural del país y un símbolo de identidad para la comunidad que la ha mantenido viva por más de 180 años.
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) inscribió oficialmente la Representación de la Pasión, Muerte y Resurrección de Cristo en Iztapalapa en su Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.
La decisión se tomó durante la vigésima reunión del Comité Intergubernamental celebrada en Nueva Delhi, India.
Con más de 180 años de historia ininterrumpida, esta celebración moviliza cada Semana Santa a los ocho barrios originarios de Iztapalapa, en el oriente de la Ciudad de México. Vecinos y voluntarios transforman calles y plazas en escenarios bíblicos, dando vida al mayor viacrucis del país, que convoca a millones de asistentes y se transmite a nivel nacional e internacional
Más que una tradición religiosa
La UNESCO destacó que la Pasión de Iztapalapa trasciende lo religioso: constituye un acto de unidad, fe y resiliencia comunitaria, además de ser un ejercicio colectivo de memoria e identidad.
“Se trata de una manifestación que convoca a miles de personas en un ejercicio colectivo de participación”, señaló Edaly Quiroz, subdirectora de Patrimonio Inmaterial de México, durante la sesión.
Este reconocimiento coloca a la Semana Santa de Iztapalapa junto a otras expresiones mexicanas ya inscritas, como el Día de Muertos, la cocina tradicional, el mariachi y el bolero, ampliando el catálogo de manifestaciones culturales que México comparte con el mundo















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