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Ricardo Salinas Pliego responde a deuda fiscal: “Pagamos y listo”

El empresario mexicano asegura que cubrirá los 51 mil millones de pesos reclamados por el SAT en enero, aunque acusa al Gobierno de sostener una “narrativa” que se le está agotando

El magnate Ricardo Salinas Pliego, dueño de Grupo Salinas, reaccionó públicamente al anuncio del Servicio de Administración Tributaria (SAT), que confirmó un adeudo fiscal de 51 mil millones de pesos a cubrir en enero de 2026. A través de su cuenta en la red social X, el empresario escribió: “Pagamos y listo, ¿qué más? Se les está acabando su narrativa y el Tony tiene mucha cola que le pisen”, en referencia al titular del SAT, Antonio Martínez Dagnino.

El comentario surge tras la exposición realizada en la conferencia matutina de la presidenta Claudia Sheinbaum, donde se detalló el monto que Grupo Salinas debe saldar. La respuesta del empresario generó reacciones inmediatas en redes sociales, con usuarios que le exigieron cumplir de manera efectiva con el pago.

De la confrontación a la disposición

Aunque en meses anteriores Salinas Pliego había mostrado resistencia a las resoluciones judiciales que lo obligaban a cubrir los adeudos, ahora su mensaje apunta a cerrar el capítulo con el Gobierno federal. En un comunicado más extenso, el empresario matizó su postura y aseguró que su conglomerado busca “certidumbre jurídica” y un marco de legalidad claro para resolver las diferencias.

Contexto del adeudo

El caso se remonta a litigios fiscales que llegaron hasta la Suprema Corte de Justicia, la cual resolvió en contra de Grupo Salinas. El SAT informó que la cifra de 51 mil millones de pesos corresponde a impuestos omitidos y actualizaciones acumuladas. La autoridad fiscal subrayó que la obligación de pago es definitiva y deberá cumplirse en enero próximo.

Reacciones y debate público

La frase “Pagamos y listo” se convirtió en tendencia en redes sociales, donde ciudadanos y analistas cuestionaron si el empresario realmente cumplirá con lo dicho. Mientras algunos interpretan el mensaje como un giro hacia la conciliación, otros lo ven como una estrategia discursiva para minimizar la presión pública.

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