México cerró 2025 como uno de los países más mortíferos del mundo para el ejercicio del periodismo. De acuerdo con el Balance 2025 de Reporteros Sin Fronteras (RSF), nueve periodistas fueron asesinados en el país entre el 1 de diciembre de 2024 y el 1 de diciembre de 2025, lo que lo coloca solo por detrás de Palestina en número de homicidios de comunicadores y lo convierte en el segundo país más peligroso para la prensa a nivel global.
Las víctimas eran, en su totalidad, periodistas locales que cubrían temas de seguridad, corrupción y crimen organizado. RSF subraya que todos habían recibido amenazas previas y que, en al menos un caso, el periodista se encontraba bajo un mecanismo de protección del Estado, lo que evidencia las fallas estructurales de los sistemas de resguardo oficiales.
El informe identifica al crimen organizado —en particular a cárteles con amplia presencia territorial— como el principal agresor de la prensa en México. Estas organizaciones criminales utilizan la violencia para silenciar investigaciones incómodas y consolidar el control informativo en regiones enteras del país, aprovechando un clima de impunidad persistente.
Además de los asesinatos, México figura como uno de los países con mayor número de periodistas desaparecidos en el mundo, con 28 casos activos, solo por debajo de Siria. Esta cifra refleja un patrón prolongado de violencia contra comunicadores, cuyas desapariciones rara vez son esclarecidas por las autoridades.
En el contexto global, RSF documentó 67 periodistas asesinados en 22 países durante el periodo analizado, pero destaca que México es el país donde el riesgo para la prensa se ha mantenido alto de forma constante fuera de zonas de guerra. Para la organización, la situación mexicana confirma que la violencia contra periodistas no es un daño colateral, sino una estrategia deliberada para inhibir el derecho a la información y debilitar la rendición de cuentas democrática.















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