La reciente felicitación de Petróleos Mexicanos (Pemex) a Fátima Bosch, ganadora del certamen Miss Universo 2025, ha desatado una controversia que trasciende el ámbito de la belleza y se adentra en el terreno de los negocios y la política.
El mensaje de reconocimiento publicado en redes sociales por la empresa estatal se convirtió en foco de críticas debido a la relación familiar de la reina de belleza: su padre, Bernardo Bosch Hernández, ocupa un cargo dentro de la petrolera.
La polémica se intensificó al revelarse que Pemex otorgó un contrato por 745 millones de pesos para la construcción de ductos terrestres a las compañías Servicios PJP4 de México, S.A. de C.V. y Soluciones Gasíferas del Sue, S.A. de C.V..
Esta última está directamente vinculada a Raúl Rocha, copropietario del certamen Miss Universo. La coincidencia entre el triunfo de Bosch y la relación contractual con Rocha ha generado suspicacias sobre posibles conflictos de interés.
Medios internacionales han señalado además presuntas irregularidades en la final del concurso, lo que ha alimentado aún más las críticas hacia la felicitación oficial de Pemex.
Aunque la petrolera ha defendido que el contrato se adjudicó mediante un concurso abierto y formalizado en febrero de 2023, la percepción pública apunta a un posible favoritismo y falta de transparenciaEl Universal.
La controversia no solo pone bajo escrutinio a Pemex, sino que también abre un debate sobre la ética en la relación entre instituciones públicas y figuras vinculadas a negocios privados.
Para algunos analistas, el caso refleja la necesidad de reforzar los mecanismos de rendición de cuentas en las empresas estatales, especialmente cuando se trata de contratos de gran magnitud.
En paralelo, la victoria de Fátima Bosch, originaria de Tabasco, ha sido celebrada como un logro para México en el ámbito internacional.
Sin embargo, el contexto de cuestionamientos empaña la narrativa de orgullo nacional y coloca a la joven en el centro de un debate que involucra intereses económicos y políticos.
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